Dr. Julio Olivo Granadino. Doctor en Derecho y Master en Educación Superior.
Peter Drucker, autor de varios libros en donde destaca que las empresas deben ser “responsables con la sociedad”, estaría verdaderamente avergonzado con las actuaciones de algunos empresarios salvadoreños que, en el mar de las turbulencias electorales, se han sumado a una campaña que bien podría denominarse: “terrorismo empresarial”, pretendiendo conculcar libertades civiles y políticas en sus trabajadores al pretender obligarlos a votar en favor del partido de gobierno.
Tal parece que la gran mayoría del empresariado salvadoreño, sigue confundiendo Responsabilidad Social Empresarial con Filantropía u obras de caridad, al estilo Teletón, en donde una vez cada dos años, los empresarios desfilan por la alfombra roja para romper con una mano su alcancilla y hacer un jugoso donativo a los niños y niñas con parálisis cerebral (muy loable por cierto), mientras con la otra mano, hacen firmar la planilla de pago a sus trabajadores por un salario mensual superior, aunque el cheque entregado sea por una cantidad mucho menor.
Esta deleznable práctica ha llegado hasta empresas subcontratadas por entidades del Estado e instituciones autónomas. Recordarles una vez más que, el Consejo Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD) define el concepto como el: “Compromiso de las empresas de contribuir al desarrollo económico sostenible, trabajando con los empleados, sus familias, la comunidad local y la sociedad en general para mejorar su calidad de vida”.
Responsabilidad Social Empresarial o Corporativa, implica una política social insertada en el Management empresarial de forma permanente y no “momentánea” o “esporádica” que vaya más allá de obras de caridad, un donativo aquí y una reventazón de cuetes por allá; implica destinar una cantidad de dinero de las riquezas obtenidas por la empresa para invertirla en rubros como tutela y promoción del respeto a derechos de los trabajadores, derechos humanos, medio ambiente, comunidad, etc. Esto puede implicar, por ejemplo, mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, sus familias (pago de becas, financiamiento de viviendas cercanas a las empresas, bonos educativos, etc.)
Tal parece que lo anterior, no ha sido introyectado por algunos empresarios salvadoreños que hacen quedar muy mal al país, ante organismos internacionales y países (o bloques) como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que por medio del Pacto Global (suscrito por más de 1,500 empresas en el mundo), han comprometido a las empresas en sus principios 1,2,3, a respetar la protección de los derechos humanos, evitar verse involucradas en abusos de los derechos humanos, respetar la libertad de asociación, entre otros; la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), integrada por el grupo G8 (los países más desarrollados) que mediante sus directrices para el comportamiento de las empresas, advierte que éstas: “no deben abusar de su poder económico para obstaculizar los objetivos perseguidos por la política nacional”; la Unión Europea, que desde el año 2000, por medio del Consejo de Comunidades Europeas definió LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LAS EMPRESAS como política a seguir para convertirse en la sociedad más competitiva y dinámica en el 2010, entre otras.
Anotado lo anterior, vemos que resulta verdaderamente bochornoso y sumamente preocupante para la “imagen empresarial” “marca” “distintivo comercial”, enterarse que muchas empresas en clara violación a derechos humanos y derechos laborales se han dado a la tarea de promover una campaña de “terrorismo electoral” en perjuicio de sus empleados” al pretender obligarlos a ir a votar por el partido de gobierno al decirles que no se presenten a trabajar el día siguiente a las elecciones si gana el FMLN.
¡Qué es esto señores! Si lo anterior fuera poco, hay empresas como la que aparece en Internet “RAF” que se atrevió a enviar por escrito una carta a sus empleados para persuadirlos que no voten por el partido de izquierda. ¡Esto es realmente una vergüenza! Y todavía más, hay empresas que pidieron a sus trabajadores que tomaron una fotografía de su papeleta, tal y como lo han venido haciendo varios Ministerios, supuestamente para cerciorarse que el voto había sido por el partido de gobierno, lo cual además de imposible es una violación a derechos civiles y políticos plasmados en la Constitución.
¿En dónde queda tanta palabrería sobre la defensa del Estado de Derecho...? Más bien parece que lo que se defiende es un Estado de Derecha y no de Derecho, cuando el mismo presidente se da el lujo de hacer un llamado encubierto a votar por su partido, prevaleciéndose de su cargo público. ¿Y la Ley de Ética Gubernamental?. Muy bien gracias.
El círculo de “irresponsabilidad social empresarial” todavía es más grande, hay empresas que han ofrecido pagar boletos aéreos a nuestros hermanos en el extranjero con la condición de que voten por el partido oficial, mientras otras tienen plazas fantasmas mediante las cuales contratan a activistas, disfrazan gastos en alimentos, papelería, pagan boletos, combustible, fiestas o mitines del partido en el poder.
Solo nos recuerda los escándalos de las empresas que apoyaron con jugosos aportes encubiertos la campaña de Nixon en los EE.UU. o el más reciente escándalo de la empresa estadounidense “ENRON” dando aportes encubiertos a la campaña de George Bush, matizando estados financieros que luego les costaría uno de los mayores fraudes de la historia americana que desencadenaría en su quiebra financiera total. Y es que las empresas socialmente irresponsables están condenadas a morir, debido al deterioro de su imagen o marca comercial, que provoca en los consumidores educados que un día de tantos ya no consuman más sus productos.
Mientras en Europa, en algunos países, hay una “ley de etiquetas” en donde aparece en el empaque del producto la firma del sindicato que certifica que el mismo ha sido fabricado respetando los derechos de los trabajadores; en nuestro país se ha conocido públicamente el escándalo del “Pollo Campero” quien además de no incluir en las cajas de sus productos los ingredientes artificiales que contiene, y la advertencia a la salud (sobre todo a las mujeres) por la cantidad de hormonas que inyectan a sus aves; han sido denunciados por pasar papeletas de votación a sus empleados con el fin de explorar su intención de voto, supuestamente para promover una conciencia cívica.
Adam Smith, autor de la teoría del rebalse para beneficio de los menos favorecidos y el premio Nobel Milton Friedman, quien sostenía que la única responsabilidad de las empresas es el pago de los impuestos, ambos gurús del capitalismo y liberalismo económico, estarían realmente atónitos al enterarse que algunos empresarios salvadoreños evaden impuestos al fisco (existe cerca del 40% de evasión) y todavía tienen el valor de descontar las cuotas del seguro social y AFP a sus empleados y luego no pagarlas en tiempo a las entidades correspondientes, privando a sus empleados de la atención en salud.
¿Y ésta es la mejor cara de la “Responsabilidad Social Empresarial?. Empresas que son incapaces de aportar de manera permanente a una campaña de seguridad vial, pese a los más de 3,000 muertos anuales por accidentes de tránsito; a una campaña por la “erradicación de la violencia que acarrea entre 8 y 10 muertos diarios, o una campaña de disminución de la violencia social… y ya no se diga promover la firma de un verdadero “Pacto Fiscal” para aportar más impuestos al estado para invertir en salud, educación, vivienda, y otros.
Sin embargo, se apuntan en primera fila para aportar miles de dólares a una campaña de “terrorismo electoral”, incluso contratando extranjeros para llevar a cabo esta labor. ¿En dónde está la ANEP que en el 2002 asumió como eje la Responsabilidad Social Empresarial? ¿Por qué no llaman a sus empresas a poner un alto a esta campaña y respetar las libertades civiles de sus empleados? ¿En dónde está FUNDEMAS y otros promotores de la Responsabilidad Social Empresarial?
Finalmente, señalar que, los empresarios honestos y socialmente responsables, con base en la “Ética Empresarial”, tienen el urgente deber de brindar su aporte al país, cerrando filas en torno al montaje de una verdadera “Campaña Cívica de no Violencia Electoral” o de “Promoción de Valores Político Electorales” que tanta falta hace para la construcción de una sociedad democrática y un Estado Constitucional y Democrático de Derecho.
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